La infancia es la etapa más importante en la vida de una persona. Allí se van a ir formando las bases sobre las que se va a construir su personalidad, sus conocimientos, experiencias y relaciones. El niño/niña experimenta en sus
diferentes entornos, se relaciona con otros niños.
Con la necesidad de aislar a todas las personas por la llegada de un virus con alta densidad de contagio, todo esto se ve modificado, y los niños tuvieron que cambiar
su forma de jugar.
A partir de la lectura de fuentes expertas, en este trabajo voy a tratar cómo incide el aislamiento social en los niños, sobre todo en su desarrollo socioafectivo como individuos.
La importancia del proceso de socialización en una persona, en este caso, que los niños se relacionen en diferentes ámbitos para formarse como individuos dentro de una sociedad determinada. (La falta de jardin/colegio, juegos en
la calle, plazas, relación con otros niños).
Se le suma un problema a los padres, cuidadores, tutores de estos niños, esta situación les genera sobrecarga por no tener los horarios libres que tenían cuando los chicos iban
al colegio, ahora les toca acompañarlos en sus tareas enviadas por internet, y ayudarlos más cantidad de horas que antes.
El proceso necesario para su desarrollo
La socialización es un proceso interactivo necesario para el desarrollo de los niños y su entorno, en el cual satisface sus necesidades y asimila la cultura. Durante este proceso de socialización, el niño se desarrolla en torno
a lo cognoscitivo: en el conocimiento social, internalización de los valores, normas, costumbres, personas, instituciones y símbolos sociales, la adquisición y formación del lenguaje, todos los conocimientos transmitidos a
través del sistema escolar, la familia, grupos de pares y otras fuentes de información. A su vez, el niño en esta etapa va desarrollándose en lo afectivo, establece vínculos con los padres, hermanos, amigos, etc. Estos vínculos,
van a condicionar todo el desarrollo social de los más pequeños, que nacen con una gran capacidad de aprender. “El apego y la amistad son los vínculos afectivos básicos, el juego cumple un papel fundamental en los primeros
años de vida” (López, 2000, p 107).
Jugar con familiares y con otros niños, es fundamental para formar mejores cerebros, cuerpos y vínculos sociales que prosperen en la vida del individuo. El juego mejora las capacidades de los niños para planificar, organizar, llevarse
bien con los demás y regular sus emociones, ayuda con el lenguaje, las destrezas, imaginación. y a sobrellevar el estrés.
La infancia es la etapa más importante de la vida. allí se ponen las bases, los cimientos, sobre los
cuales se va a construir a lo largo de toda la vida.
Francesco Tonucci, escritor, dibujante y psicopedagogo italiano, afirma que hace tiempo atrás cuando los niños no dependían tanto de los padres, y podían ser niños, vivían
en tres lugares, en su casa con su familia, en la escuela y en la calle. En la casa se desarrollaban los afectos, en la escuela el aprendizaje y en la calle la vida. Porque era en la calle donde se vivía la aventura, el descubrimiento,
las maravillas, los obstáculos, y el juego.
El profesional resalta que, con el pasar de los años, ha cambiado la vida de los niños, porque han perdido el último ámbito, han perdido el juego. Los lugares se han reducido a
dos, la casa y la escuela. La cual ésta última ha ampliado cada vez más sus horarios, creando la escuela de deportes, de música, de lenguas, por lo cual cada vez menos tiempo tenían los niños en sus hogares.
Llegó el virus para quedarse
El COVID-19 alteró rápidamente el contexto en el que viven los niños y niñas. Las medidas de cuarentena, entre ellas el cierre de las escuelas y las restricciones de movilidad con normalidad, interrumpen la rutina y el apoyo social
de los niños y niñas, además se suma a ese cambio, factores de estrés adicionales para padres, madres y/o tutores, que se les adicionan más horas de cuidado y entretenimiento para sus niños.
Los ámbitos que mencioné en el
apartado anterior, Tonucci señala que con la Pandemia, se redujeron sólo a uno, ahora el niño solo se desarrolla y relaciona en su hogar con su familia.
A los niños les faltan sus amigos y amigas. Según un cuestionario realizado
a distintas familias riocuartenses y de la región la mayoría de los niños más pequeños (entre 3 y 11 años) extrañan estar en contacto con sus amigos, primos y abuelos, y tienen miedo que los más queridos se enfermen.
En el momento que sacaron de la infancia el tercer ámbito, que es la calle y el juego libre, menciona Tonucci que el único lugar donde podían encontrar sus amigos los niños, era la escuela. Por lo tanto les falta la escuela, porque
les faltan los amigos. “Los niños especialmente cuando son pequeños necesitan escaparse, esconderse, por eso yo recomiendo a las familias, que en sus casas, por más pequeña, humilde que sea, que tenga un rinconcito donde un
niño pueda esconderse. Creando un rincón que no existía, y seguro le gustará muchísimo” resalta Tonucci.
La familia ahora tiene a los niños en el hogar muchas horas en el día como nunca había ocurrido antes, y esto crea
problemas. Los niños se aburren, no les gustan las tareas, les cuesta mucho seguir clases por las pantallas durante mucho tiempo. En cuanto a las familias riocuartenses y de la región entrevistadas, el 47% tuvo complicaciones
para que el niño/niña haga las tareas del colegio/jardín, y solo el 21% lo tuvo para entretenerlos/las.
“Los niños no están acostumbrados a hacer todas las tareas en casa con los padres”; “No hay forma que entienda que su
docente es la mamá”; “Está solo con mayores y se aburre”
son algunos de los testimonios de los padres riocuartenses sobre cómo están sobrellevando
la situación de aislamiento con los más pequeños.
La psicóloga Marisa Azaret señala que los niños ven el mundo, lo evalúan, a través de los ojos de aquellos que quieren, de los ojos de los padres. Entonces si sus padres ven el mundo con desesperación, inquietudes, angustia,
el niño lo percibe, e indudablemente va a reaccionar a eso que está viviendo en el lugar. Los niños no necesitan un padre perfecto, simplemente un padre que sepa cómo calmarse. Para trabajar con la hiperactividad de los
niños, la mejor manera, para la profesional, es establecer una rutina, una estructura, una hora para levantarse, desayunar, sacarse el pijama y cumplir horarios. Toda esta estructura ayuda a anclar tanto a los niños como
a los padres.